sábado, 25 de febrero de 2017

REVISTA PENTALFA Nº VII


EL VERDADERO ORIGEN DEL TEMPLE Y SU PRESENCIA ACTUAL


Si bien el Temple tuvo su origen en San Bernardo de Claraval, esta apreciación no tuvo continuidad en el tiempo. De hecho, durante la llamada Cruzada Albigense el Císter toma partido por las fuerzas del Rey de Francia y por la Cruzada Papal. En cambio, el Temple oscila entre la neutralidad y el apoyo explícito al catarismo (hecho éste que acabará con su existencia unos años después).
Hay otra Orden religiosa que tuvo una gran influencia en la evolución templaria. Nos referimos a la Orden Carmelita. Por una parte puede considerarse “sanjuanista” pues según su historia afirman haber sido fundada por el mismísimo Elías y la continuidad de éste en distintos personajes bíblicos. Observemos los escudos templario y carmelita. Saltan a la vista las similitudes.





Muy probablemente los templarios adoptaron la protección de la Orden Carmelita y, al mismo tiempo adoptaron su liturgia, la Liturgia Latina de Palestina.
Gobrnando la Orden S. Brocardo, el Patriarca de Jerusalén, Alberto, dio a los Carmelitas una norma de vida que constituyó su Regla Primitiva. Al parecer data de 1247.
Posteriormente se ven obligados a abandonar el Monte Carmelo y establecerse en Europa ante la inseguridad del territorio.
"El pasado jueves 17 de mayo, solemnidad de la Ascensión del Señor, el el P. Romaeus Cooney, O.Carm., ofició la Santa Misa tradicional cantada, según el Rito del Santo Sepulcro, propio de la Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo, en la iglesia de San José, en Troy (EE.UU) -en el estado de Nueva York; no confundir con la ciudad del mismo nombre-. Ningún sacerdote de la Orden (de los Carmelitas "calzados") había celebrado la Sagrada Liturgia públicamente en la Forma tradicional -que es como los sacerdotes de la Orden han oficiado la Santa Misa por, al menos, 700 años-, desde que en 1972 adoptaran el Misal Romano de Pablo VI. www.the-latinmass.com."



Tanto la casa real británica, como cierta parte de los reyes de Europa, formaban parte de la Orden del Dragón, orden católica fundada en 1408 por Segismundo, rey de Hungría y emperador del Sacro Imperio Romano Germánico quien como Cesar gobernaba Europa para el Vaticano
En cuanto a la insignia de la orden, en la iconografía de la misma que ha sobrevivido hasta nuestros tiempos, encontramos dos modelos: el primero donde aparece un dragón solo y un segundo modelo donde se representa el dragón suspendido de unan cruz.Aparece envuelto sobre sí mismo, creando un círculo ue cierra con la unión de la boca y la cola. Cuando aparece con cruz, ésta suele parecer de forma flameada en sus extremos, pudiendo contener o no la siguiente leyenda en vertical de arriba abajo: o quam misericors est Deus (oh, cuan misericordioso es Dios) y en horizontal de izquierda a derecha: justus et pius (justo y piadoso). Los pertenecientes a dicha Orden eran llamados "Dracul".






Esta orden estaba creada a partir de la misma Orden de San Jorge la cual fue una creación de la Orden Templaria como una especie de testaferro y agente por el cual podían actuar y seguir poseyendo sus tierras luego de ser abolida la orden templaria.


Es interesante la conexión con el movimiento de los iluminados españoles. Aunque no se trate mas que de algo pintoresco y llamativo, es interesante notar la siguiente pintura de Sibilla de Fortiá, esposa del Rey de España, Pedro IV, quien gobernó exactamente durante la caída de la Orden del Templo, y el alzamiento de la Orden de Montesa. Es interesante porque podemos ver el acrónimo jesuita de las sigla 'IHS' en la hostia que Sibilla de Fortiá engullirá, aún antes de la creación de la Orden de los Jesuitas, pero en el mismo reino donde luego serían creados.



Cuando fundó la Compañía, Ignacio de Loyola pretendía organizar peregrinaciones a Tierra Santa para convertir a los musulmanes. Sin embargo, con el estallido de la guerra contra los turcos otomanos, todos los planes para la peregrinación a Tierra Santa se desvanecieron. En cambio, los jesuitas solicitaron al Papa una constitución que les permitiera realizar misiones a lugares que él mismo decidiera. Una vez aprobada la constitución, eligieron a Ignacio de Loyola como primer superior general.

Originalmente, su significado es la abreviatura del nombre de Jesús en letras griegas mayúsculas “IHSOUS”, sin embargo con el tiempo y la historia, el monograma dio lugar a la etimología latina de Iesus Hominum Salvator (Jesús salvador de los hombres) que es como la conocemos hoy, y que incluso el Papa Francisco lo utiliza en su escudo papal.




En definitiva, el templarismo no sería otra cosa que el intento de mantener una Iglesia unificada, multinacional frente a la iglesia plurinacional luterista. Es innecesario legalizar la Orden del Temple porque lo está ya, y desde hace mucho tiempo con el nombre de Orden Jesuita. Por otra parte su círculo interno tuvo su continuación en los llamados “iluminados españoles”.

martes, 14 de febrero de 2017

PENTALFA I



PUBLICACIÓN SEMANAL TEMPLARIA  Director:  Jorge Miguel Cerlier Fauré Redactores principales:  -Miguel de Gálata -Pedro de Meneses.  MADRID. ESPAÑA nº 1. 15/01/17. Año templario: 899

EDITORIAL
 Intentamos, con nuestra revista, divulgar el complejo mundo de San Bernardo de Claraval y todo el misticismo a que dió lugar en su época. En los Sermones leeremos lo que escribieron otros monjes sobre lo que San Bernardo decía en sus homilías. En los Escritos será la propia mano del santo la que se exprese. Cada Sermón está acompañado de un resumen que haga más fácil su lectura. Intentamos que recoja lo esencial del mismo. En el apartado de Lugares presentamos, brevemente, fotos o breves notas de aquellos parajes relacionados con Tierra Santa (recordemos que allí se dirigieron las Cruzadas y que San Bernardo organizó espiritualmente una de ellas, sin duda una de las experiencias más amargas de su vida). Algunos grupos de la época se denominaron “sanjuanistas”. Intentamos reconstruir lo que sabemos de San Juan Bautista. Subyace en ello la idea de “preparar la llegada del Mesías”. La página Sigilum recoge un amplio espectro de conocimientos de todo tipo que, al final, conducen a una especie de esoterismo transmitido en círculos cerrados de la época y que aún hoy subyace en muchos grupos denominados “sanjuanistas”. De cualquier forma contribuyen a una visión compleja y trascendente de la realidad con la seguridad de que no sólo lo que tocamos, vemos y oímos existe realmente o tal vez nos rodea un mundo subyacente difícilmente imaginable. El apartado de “La Familia que Encontró a Cristo” es la mejor biografía conocida de San Bernardo de Claraval.  Los números se irán presentando con periodicidad semanal tanto en edición impresa como digital. Procuramos que los artículos no vayan firmados pues, en el fondo, son todos el producto de una labor de equipo y el resultado conjunto del trabajo de varios autores. 

 LOS SERMONES DE SAN BERNARDO DE CLARAVAL
EN EL NACIMIENTO DE LOS SANTOS INOCENTES SERMÓN ÚNICO 

De las cuatro festividades continuadas del Nacimiento del Señor, de San Estebán, de San Juan y de los los Santos Inocentes
Bendito sea el que viene en el nombre del Señor: el Señor es Dios y ha hecho brillar su luz sobre nosotros; bendito sea su nombre glorioso, que es santo. No vino infructuosamente lo santo, que nació de María, sino que copiosamente difunde el nombre y la gracia de la santidad. Verdaderamente de aquí es Juan Santo, es Esteban Santo, y también los Santos Inocentes. Con provechosa disposición acompañan estas tres solemnidades al nacimiento del Señor. No sólo para que continuándose las festividades persevere la devoción continua, sino también para que el fruto del Nacimiento del Señor sea conocido de nosotros en ellas, como un
efecto y consecuencia de él. Se advierten en estas tres solemnidades como tres especies de santidad: ni yo juzgo que se pueda hallar fuera de estos tres géneros de Santos, otro cuarto entre los hombres. Tenemos en el bienaventurado Esteban la obra y la voluntad del martirio: tenemos sola la voluntad en el bienaventurado Juan: y tenemos solo la obra de los Santos Inocentes. Todos ellos bebieron el cáliz de la salud o con el cuerpo y el espíritu juntamente. O con sólo el espíritu; o con sólo el cuerpo. Mi cáliz ciertamente beberéis dijo el Señor a Santiago, y a Juan: no hay dudas de que hablaba del cáliz de la pasión. En fin, cuando decía a Pedro sígueme, excitándole violentamente a la imitación de su pasión, vuelto Pedro vió que seguía después del discípulo que amaba Jesús, no tanto con los pasos del cuerpo sino con el afecto de su voluntad. Bebió pues también Juan el cáliz de la salud, y siguió al Señor como Pedro, aunque no de todas maneras como Pedro. Porque haber permanecido así, no siguiendo con la pasión corporal al Señor, fue consejo divino como lo dice él mismo: Así quiero que permanezca hasta que yo venga. Como si dijera quiere él también seguirme pero yo quiero que así permanezca. Pero ¿habrá quien dude de las coronas de los Inocentes? ¿Dude que los infantes despedazados por Cristo sean coronados entre los mártires, el que no cree que los reengendrados en Cristo son contados entre los hijos de adopción. Cuándo aquel niño, que nació para nosotros, no contra nosotros, permitiría que unos niños coetáneos de él fuesen muertos por su causa, lo cual él podía estorbar con toda su voluntad, si no providenciera a favor de ellos alguna cosa mejor; haciendo que así como a los demás infantes, entonces la circuncisión, ahora el bautismo, sin algún uso propio de su voluntad les basta para conseguir la salud; así el martirio producido por él les bastase a ellos para la Santidad? Si buscas sus méritos para con Dios, para ser coronados, busca también sus delitos para con Herodes para ser despedazados. ¿Es menos acaso la piedad de Cristo que la impiedad de Herodes, para creer que haya podido él entregar unos inocentes a la muerte
y no haya podido Cristo coronar a los que fueron muertos por él? Sea pues Esteban mártir para con los hombres, cuya voluntad de padecer se manifestó con toda evidencia particularmente, en que en el mismo artículo de su muerte tenía la más viva solicitud, tanto por los perseguidores como por si mismo, venciendo en él el afecto de su interior compasión al afecto de su pasión corporal, de suerte que lloraba más por los delitos de ellos que por sus propias heridas. Sea Juan mártir para con los Ángeles, que como espirituales criaturas conocieron con más claridad las señales espirituales de su propia voluntad para padecer por Cristo. Pero estos verdaderamente son vuestros mártires, o Dios, para que resplandezca con más evidencia el privilegio de vuestra gracia en quienes ni el hombre ni el Ángel descubre mérito alguno. Vos habéis formado en la boca de los infantes y los niños de pecho vuestra perfecta alabanza. Gloria sea Dios en las alturas dicen los Ángeles, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad. Grande alabanza es esta sin duda, pero me atrevo a decirlo todavía no es alabanza perfecta, hasta que venga quien diga: dejad a los párvulos que vengan a mi, porque de los tales es el Reino de los Cielos, y paz a los hombres aún sin el uso de su voluntad para ilustre testimonio de la piedad de Dios. Esto debieran considerar los que suelen combatirse en contenciosas disputas sobre la obra y la voluntad: consideren y adviertan que no conviene despreciar ni lo uno ni lo otro cuando no falta la facultad; especialmente lo uno sin lo otro (pero cuando la facultad falta) no solo dar la salud sino la santidad. Más también se persuaden firmemente, que aprovecha la obra sin la voluntad, pero no contra la voluntad, de suerte que por lo que se salvan los infantes, tendrían más condenación los que llegaron a la fe fingidamente. Del mismo modo, en algunos la voluntad sin la obra es suficiente, pero no contra la obra. Por ejemplo, si uno es arrebatado por la muerte cuando tiene en si una buena voluntad, pero todavía no perfecta, todavía no bastante valerosa para sufrir el martirio: ¿quién se atreverá a negar que se salve por esta interpretación? Quizá no le permite Dios que llegue a tentación tan
grave, con el fin de que en ella no desmaye y se condene. Porque, si con tan débil voluntad fuera puesto en aquella tentación, que es sobre sus fuerzas y su voluntad no fuese corroborada, quien duda que desmayaría, que negaría la fe, y que si entonces muriese pereciera? Si alguno tiene vergüenza de mi delante de los hombres, también yo tendré vergüenza de él, dice el Señor, delante de los Ángeles de Dios, Así, en nuestra voluntad imperfecta en la que alguno se salva, cuando falta la ocasión y facultad para la obra, no se podría salvar por la falta de la obra, o diciendo de otro modo, por la obra de su rebeldía y falta. Lo mismo también podría suceder con la ignorancia, antes bien solícitos y timoratos demos gracias al benignísimo, y liberalísimo Salvador, que ocasiona con caridad tan copiosa las ocasiones a la salud a los hombres, que se alegra de encontrar en unos la voluntad y la obra, y en otros la voluntad sin obra, en otros también sin voluntad la obra de la salud, queriendo que todos los hombres se salven y vengan al conocimiento de la verdad. Porque en esto consiste la Vida Eterna, en que conozcamos al Padre Dios verdadero y a Jesucristo a quien envió, el cual es con el Padre un Dios verdadero, bendito sobre todas las cosas por los siglos, Amén.
 RESUMEN Y COMENTARIO: Para la Salvación nuestro Cristo, en su misericordia, considera varias situaciones. La primera es la existencia de una voluntad firme, una determinación, que se consuma con un sacrificio. Es el ejemplo de San Esteban. La segunda es la existencia de una voluntad firme que no se consuma con el supremo ejercicio del martirio, bien porque Dios no lo estime oportuno en ese momento o porque crea que nuestra debilidad nos haría padecer y perder los dones espirituales alcanzados. Queda la obra, el martirio, sin voluntad de hacerlo. También Cristo, en su misericordia, considera ésta una vía para la salvación del alma. Lo que no acepta es el hecho, el martirio acompañado de la ausencia de conversión, de la negación volitiva de la verdadera fe. Los Santos Inocentes fueron mártires sin contar con su voluntad, pero sin oponerse al Dios verdadero. Por eso
Dios misericordioso los acoge en su seno como santos y mártires.

 ESCRITOS DE SAN BERNARDO DE CLARAVAL

Los Grados de la Humildad y del Orgullo

SAN BERNARDO

RETRACTACIÓN

Ya había redactado casi la mitad de este tratado cuando se me ocurrió confirmar y corroborar una afirmación, citando aquel pasaje del Evangelio en el que el Señor confiesa su ignorancia sobre el día del juicio. Y cometí una imprudencia; pues luego caí en la cuenta de que el Evangelio no se expresa así. El texto dice tan sólo: ni el Hijo lo sabe. Yo, en cambio, autosugestionado y sin intención de presionar, no recordaba la expresión exacta, sino sólo el sentido; por eso escribí: ni el Hijo del Hombre lo sabe. Al comenzar la siguiente discusión, traté de probar su autenticidad, partiendo de una afirmación en contra de la verdad. Pero, como no me dí cuenta de este error hasta mucho después de haber dado el libro a publicidad y de haber sido transcrito por muchas personas, no he encontrado más solución que hacer esta
retractación; dado que, por estar esparcido en tantos manuscritos, no me ha sido posible atajar dicho error. En otra ocasión manifesté una opinión sobre los serafines, que nunca he oído ni leído. Advierta el lector la prudencia del autor, que se expresa diciendo: "pienso". No quería proponer más que una simple opinión de aquello cuya veracidad no he podido demostrar en la Escritura. En fin, incluso puede discutirse la oportunidad del título "Sobre los grados de humildad" dado que describo más los grados de soberbia. Aquí cargarán las tintas los menos inteligentes o los que hacen caso omiso a los motivos del título. Al final del tratado intento justificarlo muy escuetamente.

VIDA Y OBRA DE SAN JUAN BAUTISTA

Evangelio según San Juan 1,1-18. Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. Al principio estaba junto a Dios. Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe. En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la percibieron. Apareció un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. El no era la luz, sino el testigo de la luz. La Palabra era la luz verdadera que, al venir a este mundo, ilumina a todo hombre. Ella estaba en el mundo, y el mundo fue hecho por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a los suyos, y los suyos no la recibieron. Pero a todos los que la recibieron, a los que creen en su Nombre, les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios. Ellos no nacieron de la sangre, ni por obra de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino que fueron engendrados por Dios. Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo 
único, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de él, al declarar: "Este es aquel del que yo dije: El que viene después de mí me ha precedido, porque existía antes que yo". De su plenitud, todos nosotros hemos participado y hemos recibido gracia sobre gracia: porque la Ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo. Nadie ha visto jamás a Dios; el que lo ha revelado es el Hijo único, que está en el seno del Padre.

 LA FAMILIA QUE ENCONTRÓ A CRISTO
 (Biografía de San Bernardo de Claraval) 

INTRODUCCIÓN 

La Hermana Superiora dejó el libro cuidadosamente. Era una "Vida de San Bernardo de Clairvaux". Después, con tono de reproche, exclamó: —¡Ya le daría yo una buena a ese autor! Su Hermano la contempló con un guiño divertido, y exclamó a su vez: —¡Vaya expresión y vaya tono, Hermana! ¿Qué es lo que le parece mal del libro? —El autor ha convertido a un santo de Dios en cualquier cosa menos en un santo. Ha tomado las tonterías infantiles y la extravagancia del noviciado de Bernardo, y ha escrito sobre ellas como si se tratara de los hechos heroicos de un santo. Escuche usted esto. Y tomando el libro, pasó rápidamente unas cuantas hojas, leyendo a continuación: "Era tal la heroica modestia de sus ojos, que al cabo de un año de noviciado no sabia cuántas ventanas había en la capilla..." ¡Qué tontería! ¿Y quién lo sabe? Yo he sido novicia dos años; he vuelto al noviciado todos los veranos durante veintidós años, y ahora mismo no sabría decirle cuántas ventanas hay en nuestra capilla. Pero nadie me atribuirá nunca la heroica modestia de los ojos, y no creo que nadie me canonice. Por lo menos —añadió con una sonrisa— por ahora. No —rió su Hermano—, por ahora, no. Pero, vamos a ver, ¿no
le parece ese detalle demasiado insignificante para condenar por él todo un libro? Admito que demasiados autores de vidas de santos, desconociendo íntimamente la vida religiosa o la espiritual, cometen errores semejantes. Pero ¿va usted a poner ese libro en su lista negra sólo a causa de esa tontería? —¡Oh!, eso es sólo un ejemplo—repuso la Hermana—. Todo el libro me molesta. Dice lo que hizo Bernardo, no lo que fue. —Pero Hermana, usted no debe nunca olvidar su filosofía "agere sequitur esse". (Dime lo que hace un hombre o una mujer, y te diré lo que son.) 



domingo, 12 de febrero de 2017

REVISTA PENTALFA NÚMERO VI

REVISTA PENTALFA. NÚMERO VI



LA VERDADERA LITURGIA TEMPLARIA

 12-Febrero 2017

 Era una gran duda saber qué liturgia utilizaban nuestros hermanos templarios medievales (los verdaderos y únicos templarios) en sus misas. Por fin, y de un modo insospechado, en una conversación que nada tenía que ver con el tema, encontré la respuesta. Aquí adelanto una breve anotación tomada de internet. Ahora me faltan dos cosas: conocer el rito minuciosamente y contactar con los Carmelitas Calzados para propiciar la ocasión para volver a realizarlo. Es más, ofrecerlos a los distintos Prioratos y Pseudoprioratos.

Rito Carmelita antiguo Por vez primera desde que, en 1972, adoptaron el Misal Romano de Pablo VI, los Carmelitas "calzados" han vuelto a oficiar el Rito Carmelita tradicional. Fue el pasado jueves 17 de mayo, solemnidad de la Ascensión del Señor, en la iglesia de San José, en Troy, Nueva York, Estados Unidos. El oficiante fue el padre Romaeus Cooney, O.Carm.
The Latin Mass Catholicus.






http://accionliturgica.blogspot.com.es/2012/05/rito-carmelita-antiguo.html

SIEMPRE LLEGA EL DÍA DE SAN MARTÍN


 Y así es. Tras expoliar Rhodas y Malta, siguieron viviendo explotando enfermos y su deteriorada imagen. La Orden Jesuita es la continuación natural del Temple y a ella pertenece el papa Francisco.  Y llegó la destitución y las exigencias de unos nuevos estatutos. Altezas Reales de las Órdenes Militares despójense de sus indumentarias pomposas y vuelvan al sayal y al manto. Aquel murió en la hoguera. Éste es destituido no con el heroísmo (de aquellos de quien os quedasteis hasta con su patrimonio) sino de manera expedita y humillante. No es que seáis humildes (lo cual sería positivo) sino que os han humillado, y eso si todavía os produjera dolor también sería positivo, lo malo es que probablemente sólo os cause indiferencia, reacción normal en un corazón duro como una piedra. 

Su Alteza Frey Matthew Festing, Príncipe y Gran Maestre de la Soberana Orden de Malta: en casi mil años de historia de la Orden de Malta jamás se había visto nada semejante. Que un Papa se inmiscuyera en los nombramientos de sus cargos de gobierno (regidos por sus propios estatutos) y llegara a exigir la dimisión de
un gran maestre. Ni siquiera Pío XII se atrevió a tanto en su período de tensión con la Orden. La intervención del Papa Francisco ha supuesto una vulneración del Derecho internacional, y una ridiculización de la soberanía de esta antigua y venerable institución de la Cristiandad, y de sus relaciones con más de un centenar de países. El desembarco papal supone un apoyo a los sectores más laicistas dentro de la Orden, frente a los religiosos profesos. A pesar de que las constituciones de la Orden fueron puestas al día bajo el pontificado de Benedicto XVI, el Papa Francisco exige su reforma. 


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